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Ladyboys: ¿qué hay exactamente detrás de este término?

Mucha gente ha oído al menos una vez en la vida la palabra “Ladyboy” o “Ladyboys”. El término” ladyboy” se conoce y usa en todo el mundo en conexión con el turismo sexual en Tailandia. Originalmente, el término se usaba en Tailandia para referirse a hombres prostitutos, que a simple vista no podían distinguirse de las mujeres prostitutas.

Ladyboy: más que solo un hombre disfrazado

Los Ladyboys o “Kathoey”, como se les llaman en Tailandia y Laos, tienen una larga tradición. Parece que siempre han existido en Tailandia. Algunos de los mitos sobre su origen budista hablan de tres géneros: hombre, mujer y kathoey.

En tiempos pasados, “Kathoey” se usaba para referirse a gente cuyo comportamiento, apariencia u orientación sexual no encajaba con las normas sociales.

Hoy en día, el término Kathoey se usa exclusivamente para hombres que se sienten atrapados en el cuerpo equivocado, además de para hombres a los que les gusta vestirse de mujer y presentare así en público.

Durante mucho tiempo, se creyó que una persona nacía kathoey para expiar las culas provenientes de su vida anterior. Incluso en la actualidad, muchos monjes conservan esta creencia, alentando el resentimiento con el que muchos kathoeys aún lidian.

Ladyboy: un término especialmente para turistas

Muy probablemente, el término “ladyboy” proviene de los tiempos de la Guerra de Vietnam, cuando los soldados americanos descubrieron las ciudades y las playas de Tailandia. Los kathoeys captaron su atención rápidamente: unas bellezas exóticas que no parecían pertenecer al sexo masculino. Como el término tailandés Kathoey parecía demasiado complicado para el uso occidental, se encontró rápidamente un término adecuado: Ladyboy.

Con las creciente popularidad de Tailandia como destino vacacional, el número de ladyboys que se prostituían también aumentó. Esto se debió, en parte, a la demanda que existía por los ladyboys, especialmente de turistas de países occidentales, que buscaban un “ligue de vacacional” muy especial para sus vacaciones en Tailandia, ofreciendo a los kathoeys una fuente de ingresos “fácil”.

Vida y Aceptación de los Ladyboys en Tailandia

Tailandia es un país maravilloso, exótico y tranquilo. La población de Tailandia es casi exclusivamente budista. La imagen de Tailandia se caracteriza por los templos gloriosos, los monjes en atuendos tradicionales, y la impresionante flora y fauna.

Sin embargo, un gran número de turistas que visitan este precioso país cada año no lo hacen solo por los paisajes impresionantes o la hospitalidad de su población. Tailandia sigue liderando las listas de los mejores lugares para los turistas que buscan aventuras sexuales exóticas rápidas. A pesar de que la prostitución está oficialmente prohibida en Tailandia, el turismo sexual existe.

Los ladyboys de Tailandia juegan un papel vital en el mundo de la prostitución, razón por la cual la población tailandesa tiene un nivel de aceptación menor por los kathoeys. La población tailandesa tolera a sus Kathoeys, pero no los acepta por completo. Los kathoeys de Tailandia pueden moverse libremente en la sociedad y vivir su inclinación sin reparos desde una edad temprana, pero el camino hacia la igualdad y la aceptación no surgió hasta la pasada década.

Hoy en día, también se pueden encontrar ladyboys en trabajos fuera del mundo de la prostitución. Desde el cambio en los derechos de los kathoeys, los ladyboys tailandeses pueden, por fin, tener más oportunidades de conseguir un trabajo normal y una vida normal.

En 2012, los ladyboys seguían sin estar legalmente reconocidos y no podían cambiar su género en sus documentos.

En 2005 se logró una gran e importante mejora para la igualdad. Hasta ese momento, un ladyboy no podía ir al servicio militar, pues se le descartaba por ser un enfermo mental o psicótico. A su vez, este rechazo conllevaba problemas personales para muchos ladyboys, ya que a los hombres tailandeses en edad de prestar el servicio militar se les pide una prueba del estado de su servicio para acceder a la universidad o conseguir un trabajo,, motivo por el que muchos ladyboys a los que se había descartado no tenían otra opción que la de dedicarse a la prostitución para ganarse la vida.

Otra oportunidad de ganar dinero para un ladyboy en Tailandia es uno de los muchos espectáculos a los que los turistas pueden acudir en las grandes ciudades. El espectáculo probablemente más famoso se encuentra en Pattaya, en la costa este, donde los ladyboys llevan actuando desde 1974 en Tiffany's, el cabaret drag más antiguo de la ciudad.

Femboy, Bigénero, Dragqueen o Transgénero?

El término que describe mejor a un ladyboy es “mujer transgénero”. El resto de términos como “Femboy” son incorrectos y no deberían usarse. El término kathoey se usa casi exclusivamente en las lenguas asiáticas. En Europa y otros países, el término ladyboy también se usa, aunque el término inglés similar “shemale” tiene connotaciones negativas y suele estar relacionado con contenido pornográfico.

Crossdresser:

En pocas palabras, un crossdresser es una persona que prefiere las prendas de ropa que no se ajustan a su género, como un hombre que solo lleva vestidos y faldas. La orientación sexual no es relevante en un crossdresser.

Femboy:

Un femboy tampoco tiene por qué ser homosexual. Un femboy es un hombre joven que adopta ciertos comportamientos femeninos por parecerle personalmente atractivos.

Los ladyboys tampoco tienen mucho en común con las drag queens o drag kings, ya que una drag queen no tiene por qué ser transgénero, y puede que solo le guste disfrazarse.

También existen grandes diferencias de un ladyboy real cuando se trata del término bigénero: una persona que se identifica con ambos géneros.

A pesar de todo, la mayoría de ladyboys desean cambiar de sexo. Al existir tantos kathoeys en Tailandia, los cirujanos plásticos de este país son conocidos en todo el mundo por sus operaciones de reasignación de sexo. Debido a los precios baratos y a las habilidades de los cirujanos plásticos, muchas mujeres transgénero de Europa y América llegan a este país para llevar a cabo su transformación definitiva.